La creación de un gran equipo comienza con un gran líder
Según los últimos resultados, aproximadamente el 75% de los empresarios consideran que el trabajo en equipo y los entornos de colaboración son importantes. Además, hasta el 37% de los trabajadores declaran que tener un líder de equipo sólido es la principal razón por la que permanecen en un determinado trabajo. Dado que estas cifras siguen aumentando, no sería engañoso afirmar que el futuro depende de las operaciones en equipo.
Sin embargo, independientemente de la responsabilidad compartida, todos los miembros del equipo necesitan algún tipo de figura de autoridad central. Sin ella, alcanzar el nivel óptimo de cohesión sería increíblemente difícil.
Entonces, ¿qué hace exactamente que uno sea un líder de equipo eficaz y eficiente? Más concretamente, ¿cómo puede convertirse en un gran representante y defensor de sus empleados al tiempo que conserva la cantidad adecuada de poder profesional sobre ellos?
Entienda a sus empleados
Aunque debe guiar bien a sus trabajadores, no puede hacerlo sin dedicar tiempo a conocerlos primero. Esto significa aprender sobre sus objetivos a corto y largo plazo, su situación vital actual, sus patrones de comportamiento y mucho más. Conocer estos detalles le facilitará mucho la comprensión de cómo percibirán determinadas tareas. Por ejemplo, si un empleado tiene un hijo enfermo al que debe cuidar en las próximas semanas, probablemente deba evitar aumentar repentinamente su carga de trabajo. Pero si no conoce su situación, no podrá tomar la decisión correcta y puede verse sorprendido cuando exprese su descontento con la experiencia laboral.
Comprometerse es mejor que pedir
Después de conocer a las personas que vas a dirigir, tienes que empezar a encontrar formas de compromiso. Salvo en contadas excepciones, prácticamente nunca se debe pedir algo. En cambio, encontrar una forma de acordar el trabajo va a ser incomparablemente más eficaz. Basta con considerar la diferencia entre las siguientes peticiones:
«Por favor, hazlo antes de que acabe el día». «¿Podrías
completarlo en las próximas horas? Si no, ¿podría enviarme algunos horarios disponibles que tenga hoy?»
Aunque ambas opciones se utilizan habitualmente en la mayoría de los lugares de trabajo, la segunda opción va a tener mucho más éxito, ya que da al trabajador la suficiente flexibilidad para encontrar el momento adecuado. En otras palabras, aunque completen la tarea hoy, nunca tendrán la impresión de estar ejecutando las órdenes directas de alguien. A menos que sea absolutamente necesario hacer algo a una hora determinada y que sólo ese empleado en particular tenga la oportunidad de hacerlo, las órdenes siempre deben permitir cierta flexibilidad.
Entender que el respeto debe ser mutuo
Por lo general, hay dos formas alternativas de convertirse en líder de un equipo. La primera ocurre cuando tienes un rango superior al de cualquier miembro del equipo, lo que te permite acceder al puesto de líder por antigüedad. Sin embargo, lo que es cada vez más común son los empleados que ascienden a estas funciones en función de su rendimiento. Aunque no tengan necesariamente la antigüedad o la autoridad basada en el rango, su sólida trayectoria les permite liderar a otros.
Aunque el respeto mutuo se aplica a ambas alternativas, debe tenerlo especialmente en cuenta cuando es un líder basado en el rendimiento. La razón es que los demás pueden dudar en aceptar órdenes de alguien que no los supervisa. En cambio, una vez que empiece a construir una relación sólida caracterizada por la equidad, la consideración y la profesionalidad, pronto verá cómo desaparecen esas preocupaciones basadas en el rango.
Aunque se trata de un proceso de larga duración que requerirá mucho esfuerzo, el principio subyacente es bastante sencillo: trata a todo el mundo de la misma manera que te gustaría que te trataran a ti. De este modo, se conseguirá un liderazgo basado en el respeto, que es mucho mejor que el hecho de que la gente siga tus órdenes por miedo.
Dar prioridad a la crítica constructiva
Una vez que te conviertas en líder de un equipo, te verás crecer de una manera que ni siquiera puedes imaginar. Al fin y al cabo, si eres incapaz de mejorar tus defectos, te va a resultar muy difícil ejercer tu autoridad a largo plazo.
Al mismo tiempo, tiene que pensar en los miembros de su equipo y guiarlos también hacia el desarrollo profesional. Al igual que lo más probable es que recibas comentarios de tus superiores sobre tu estilo de liderazgo, tienes que extender esa misma cortesía a tu equipo. En consecuencia, debe estructurar revisiones periódicas de su rendimiento en las que ofrezca críticas constructivas y puntos de mejora tangibles.
Mantener la autoridad y hacer que todos rindan cuentas
Al final, tiene que darse cuenta de que, aunque las relaciones personales no están ciertamente prohibidas, debe crear un límite que le proteja de cuestiones que obstaculicen su autoridad. Por ejemplo, si te centras demasiado en conocer a tus empleados, puedes correr el riesgo de sustituir la asociación profesional por amistades. Una vez que esto ocurra, será prácticamente imposible mantener el mismo nivel de autoridad sobre ellos. También podría dar lugar a peleas que tienen lugar cuando intentas reinsertarte como su figura de autoridad. Una buena manera de evitar esta preocupación es ser amable con todos sin ser el amigo íntimo de todos.
A medida que vaya guiando a su equipo, debe encontrar algunos de sus puntos fuertes y tratar de aprovecharlos. Por ejemplo, si se le da bien la comunicación, su prioridad debería ser organizar reuniones cara a cara en lugar de mantener correspondencia por correo electrónico con sus trabajadores. En otras palabras, su camino hacia el éxito va a depender únicamente de sus rasgos. No obstante, si sigue estos consejos, podrá sacar el máximo partido a su experiencia.