La teoría del pensamiento grupal cuando los equipos van mal
El trabajo en equipo cohesionado puede ser algo maravilloso para cualquier organización. Sin embargo, viene con una advertencia. El pensamiento de grupo es un fenómeno que se produce cuando los miembros del equipo trabajan juntos demasiado bien, dejando que su deseo de conformarse interfiera con su capacidad para tomar decisiones acertadas. Cuando esto ocurre, los resultados pueden ser destructivos.
¿Qué es la teoría del pensamiento grupal?
El pensamiento de grupo se produce cuando los responsables de la toma de decisiones insisten en la cohesión a costa de la pérdida de puntos de vista u opiniones externas. Esto puede llevar a la incapacidad de deliberar sobre los problemas cruciales a los que se enfrenta una organización, a la pérdida de voces únicas dentro del equipo o a la búsqueda de soluciones que pueden ser ineficaces para los problemas a los que se enfrentan.
Hay varias condiciones que influyen para que surja el pensamiento grupal, como por ejemplo
- Un grupo demasiado cohesionado. Los miembros del grupo tienden a gustar y a estar de acuerdo unos con otros. Se suprime la información nueva que pueda cuestionar la camaradería.
- Un grupo aislado. Las interacciones estrechas significan que hay menos exposición a opiniones diferentes, incluidas las de los expertos.
- Un líder intimidante. El liderazgo prepotente dificulta que los demás disientan.
- No hay procedimientos oficiales de toma de decisiones. Los grupos que no cuentan con un proceso formal para evaluar sus decisiones pueden acabar tomando malas decisiones.
- No ser minucioso al investigar y evaluar la información. Los equipos no se toman el tiempo necesario para comprender la información que se les da, ni para encontrar diferentes formas de entender un problema, ni para considerar todos los posibles resultados de sus decisiones.
- Los miembros experimentan un alto estrés y una baja autoestima. Esta combinación enfatiza la rapidez en la toma de decisiones y resta importancia a los desacuerdos internos del grupo.
- La creencia de que no se puede encontrar una decisión para un problema inmediato que no sea la preferida por un líder o por los miembros influyentes del grupo.
Todos estos factores conducen a que un grupo crea en su poder y éxito innatos, una fuerte presión sobre los miembros del grupo para cumplir con la uniformidad.
Cuando se dan estos factores, explica Inc., se traducen en siete comportamientos problemáticos:
- El grupo no tiene en cuenta el abanico de alternativas disponibles a la hora de resolver un problema. En su lugar, limitan sus opciones, a menudo a sólo dos.
- Los miembros del grupo no tienen en cuenta los objetivos ni la percepción que creará la elección.
- El grupo no reexamina el curso de acción para buscar cualquier riesgo o fallo no evidente.
- El grupo no vuelve a revisar las opciones que inicialmente consideró inadecuadas.
- Los miembros no buscan, y por tanto no reciben, opiniones de expertos.
- Si los miembros del grupo reciben consejos de expertos e información objetiva, muestran un sesgo selectivo.
- Los grupos no desarrollan planes de contingencia porque no dedican tiempo a pensar en los fallos de sus elecciones.
En última instancia, estos factores conducen a que los grupos tomen decisiones desinformadas que pueden salir mal.
Cómo reconocer el pensamiento de grupo
La ironía del pensamiento grupal es que, aunque muchas personas participen en la toma de una decisión, el poder de muchas mentes no es suficiente para evitar que se tome una mala decisión. Entender cómo reconocer el pensamiento grupal es el primer paso para prevenirlo. Ninguno de los factores que se mencionan a continuación significa, por sí solo, que una organización tenga problemas, pero, en conjunto, son una señal de advertencia.
El pensamiento de grupo puede ocurrir cuando:
- Como colectivo, su grupo se siente bien consigo mismo hasta el punto de sentirse invulnerable.
- Su grupo practica una cultura de la perfección.
- Su grupo ignora las advertencias de las partes externas.
- Su grupo no se toma en serio las opiniones divergentes o se enfrenta a ellas con agresividad.
- Su grupo utiliza habitualmente opiniones negativas o estereotipadas de sus oponentes.
- Su grupo comunica una tremenda presión para conformarse.
- Se da cuenta de que los individuos de su grupo tienden a autocensurarse.
Si cree que el pensamiento grupal puede convertirse en un problema, no tema. Hay formas de eludir las consecuencias y construir un sistema de toma de decisiones más sólido.
Cómo evitar el pensamiento de grupo
Por suerte, es posible evitar el pensamiento de grupo. La responsabilidad de hacerlo recae en la voluntad del liderazgo de crear un espacio abierto y metódico en el que se puedan debatir las ideas de forma abierta y racional.
He aquí algunas formas comunes de evitar el problema:
- Las empresas deben hacer hincapié en la inclusión en lugar de la asimilación, así como en los puntos de vista que compiten y disienten de la opinión popular.
- Los responsables de la toma de decisiones deben identificar y examinar cualquier norma tácita en sus organizaciones.
- Los miembros del grupo deben tratar de reconocer continuamente los prejuicios conscientes o inconscientes que puedan poseer.
- Los consejos de administración deben contratar a personas que quieran que los demás tengan éxito y que no sean egoístas o testarudos.
- Los grupos deben practicar procedimientos de reunión formales y eficaces.
- Las empresas deben hacer hincapié en la reconstrucción continua de la cohesión después de una conversación disidente.
También es importante que las empresas se pregunten continuamente si han hecho las preguntas correctas. Algunas «preguntas correctas» son:
- «¿Es seguro ser impopular en este grupo?»
- «¿Penalizamos a los que muestran franqueza?»
- «¿Hay temas en este grupo que no discutimos?»
- «¿Hemos actuado con la debida diligencia para entender el problema?»
- «¿Es correcta la lógica que hemos utilizado para llegar a esta decisión?»
- «¿Hemos llegado a un buen juicio?»
- «¿Qué problemas o errores se aprecian en la acción preliminar que hemos elegido?»
- «¿Podemos mejorar nuestra elección de alguna manera?»
Hacer estas preguntas permitirá un entorno más abierto pero estructurado, permitiendo que la validez de una idea prevalezca sobre su popularidad.